lunes, 23 de mayo de 2011

Consideraciones sobre el entusiasmo

Darío Obstfeld

Consideraciones sobre el entusiasmo


“El hombre hace la técnica; pero al hombre le hace el entusiasmo. Si el brazo mueve a su extremo el utensilio, no se olvide que, puesto a su otro extremo, mueve al brazo un corazón.”
(Ortega y Gasset. 1916. Pág. 35.)

“El mundo, señores, mirado sin amor, sin entusiasmo, sin fervor, parece vengarse de nosotros volviéndose mudo, erial, e inhóspito” (Ortega y Gasset 1916. pag 29)


El entusiasmo se ha descrito como un “estado afectivo de excitación estimulante provocado por la fe en algo o la adhesión a alguien, que se manifiesta en la vivencia o animación con que se habla de la cosa que lo provoca o en el afán con que se entrega uno a ella” (M. Moliner).

El sujeto entusiasmado se siente alcanzado por aquello que entusiasma y movido a introducirse en él. Quizás por eso habitualmente se hace referencia al objeto del entusiasmo como aquello que “lo atrapa”. La curiosidad, la atención y el interés están volcados sobre el objeto en el estado de entusiasmo. Podríamos pensar que se representa como la sensación de estar “adentro” de las cosas por el hecho de sentirse involucrado de una manera especial y profunda; lo que Chiozza (1983c[1982]) describió como incitación al trabajo "desde adentro". (Pág.235)

Chiozza (1981c; 2005) sostiene que el presente de nuestra alma oscila entre nostalgias y anhelos. En ese sentido el entusiasmo, por su característica de apuntar al futuro, de realizar acciones, parecería estar del lado de este último. Los anhelos, dice el autor, (2005) “son emociones complejas que se emparientan con otros fenómenos como recuerdos, deseos, propósitos, ambiciones, sueños y proyectos” (Pág. 221).

Etimológicamente la palabra “entusiasmo” significa “poseído por los dioses” (Corominas); proviene de la lengua griega “enthusiasmos”, que quiere decir “éxtasis ”, y ésta a su vez, de “enthusiazo”, que significa “estar inspirado por la divinidad” (M. Moliner).

Según Chiozza y colaboradores (1993f [1992]) “el éxtasis se vincula con la “beatitud”, la palabra “beato” significa “bienaventurado” y fue tomada de latín “beatus” que significa “feliz” (corominas, 1861 cit. Por Chiozza y col. 1993f[1992])”. Podemos pensar, dicen, “que el sentirse feliz está vinculado con la capacidad de producir, de realizar acciones creativas ” (Pág. 265).

Por otro lado, la inspiración, que alienta a la creación, parecería estar simbolizada según Chiozza y colaboradores (1991d [1990]) por la inspiración pulmonar que se arroga la representación de esa parte del acto creativo.

En su desarrollo de un modelo teórico estructural para comprender el psiquismo a partir de “lo hepático” Chiozza (1970g [1963-1968]) considera que el entusiasmo correspondería a una disociación leve, protomaníaca, a partir de una disociación protomelancólica irreductible del yo frente a los estímulos. De modo tal que el sentimiento de identidad se traslada hacia el núcleo yoico visual-ideal o protosuperyo situación que, a su juicio, coincide con el planteo de Freud de identificación del yo con el yo ideal. Plantea que si bien esta situación expresa un sometimiento al ideal, puede, a veces, contener aspectos positivos. De este modo, dentro del entusiasmo sería posible pensar entonces en un gradiente que iría desde la expresión de las ganas de vivir y la vitalidad, hasta la euforia , como una exaltación del ánimo característica de la manía, pasando por estados intermedios.

Si el entusiasmo se corresponde con un estado de inspiración y éxtasis vinculados a la posibilidad de llevar adelante acciones creativas, sería posible pensar que junto al “componente hepático” del entusiasmo coexistiría un “componente respiratorio” que teñiría algunas de sus cualidades. Para comprender dicho “componente respiratorio” nos parece útil introducirnos en la falta de entusiasmo.

Si bien evidentemente vivir con entusiasmo (resulta beneficioso) supone una ventaja, no parece ser posible que esto dependa de la voluntad sino que su falta corresponde a un conflicto inconciente reprimido. Esta falta puede manifestarse junto a otras expresiones del alma como el desgano, el desánimo, el desaliento, la desesperanza, el desinterés, la apatía, etc.

A partir del esquema teórico estructural de “lo hepático” antes mencionado, la falta de entusiasmo es concebida como una reacción frente a una sobreexcitación que no encuentra su adecuada descarga y se emparienta de ese modo con el aburrimiento. Según Chiozza (1970g [1963-1968]) dicha sobreexitación generaría, proyectivamente, un objeto insatisfecho y por lo tanto persecutorio que se experimenta como la presencia, en términos kleinianos, de un objeto malo, que frustra.

Sería posible pensar entonces que el mencionado “componente respiratorio”, que se manifiesta a través del desánimo y el desaliento, correspondería a “la frustración en la demanda de intercambio socio-espiritual” [.. ] que “erróneamente interpretada es simbolizada como carencia de alimentos y de oxígeno” (Chiozza y colab. (1991d [1990]), Pág. 66) configurándose una vivencia de dependencia conflictiva con un objeto que el sujeto necesita y que no se siente seguro de poder conservar su amor, un objeto que es vivido como “malo” que no está nunca satisfecho con él y frente a quien se intentaría “actualizar una etapa prenatal conservando la fantasía omnipotente de prescindir del intercambio”. (idem.)

En ese sentido Chiozza (2005) plantea la importancia de considerar en las distintas vicisitudes de la vida de un sujeto, aquello que denomina “el objeto para el cual vivimos” (página 238) para quien, dice, hacemos las cosas “en solemne dedicatoria” Pág. 238). En ese sentido, la esperanza de alcanzar el amor de objeto, o sea, lo que en términos del autor es “la sonrisa” del “objeto para el cual vivimos” parecería “funcionar” como un importante elemento de valoración “generador” de entusiasmo.

Si como producto de lo que hacemos, pensamos que tenemos posibilidades de alcanzar dicha valoración, entonces conservamos la esperanza y el anhelo que caracterizan al entusiasmo. Si por el contrario, sentimos que nada de lo que hacemos va a conformar al objeto (tanto externo como interno), experimentamos el fracaso en la posibilidad de satisfacer al objeto como una insuficiencia yoica. Se pierden, entonces, las esperanzas y junto a ellas el entusiasmo, como si ese fuera el único modo posible de satisfacción de los deseos y ambiciones propios.

La falta de entusiasmo, entonces, parecería simbolizar un sentimiento de disconformidad con la realidad circundante y con las circunstancias que el sujeto vive. Siguiendo esta idea, podemos pensar que se siente “atrapado”: por un lado no puede abandonar al objeto , debido a que siente que lo necesita, y experimenta esta necesidad como una dependencia conflictiva. Por el otro, no puede hacer el duelo por la presencia de un objeto disconforme ya que ello implicaría aceptar la presencia de la carencia que luego es vivida como insuficiencia propia.

Frente a esta situación el yo podría intentar valerse de una defensa paranoica que consistiría proyectar la responsabilidad de la insuficiencia en el objeto. En ese caso, es posible pensar que se vean favorecidos la aparición de sentimientos de rencor y resentimiento tendientes a atacar vengativamente al objeto .

Si en cambio el sujeto se identifica con el objeto perseguidor, reacciona melancólicamente atacándose a sí mismo a través de diversas manifestaciones que denotan la pérdida del entusiasmo como son: la incomunicación, el aislamiento, el desinterés en los otros, la falta de participación en la comunidad y la falta de curiosidad en la vida. Según Chiozza (1995g[1983] y 2001f[1986]), esta situación desembocaría en la hipocondría, en el temor a la ruina, en el tedio, o en el sentimiento de vacuidad y de fracaso; expresiones, según él, de “una forma patológica de narcisismo que encubre una íntima traición del amor a sí mismo” ((2001f[1986]) Pág. 37).

La tercera modalidad que podría tomar la defensa estaría dada por la manía constituida por la negación de la insuficiencia y la necesidad. Esta situación, que podríamos representárnosla a través de la fábula de Espopo “El Zorro y las uvas”, deja librado momentáneamente al yo de la responsabilidad en el contacto con el objeto de su interés. Aquí sería el objeto (o la tarea) el que no motiva y el yo podría entusiasmarse si encontrara algo lo suficientemente atractivo para ello.

Pero, es posible pensar también que la necesidad del objeto no se pueda negar; entonces se la admita continuando la actividad desatendiendo el genuino interés y el entusiasmo que “debería” naturalmente despertar. De este modo la tarea adquiere el tinte de una obligación y un deber tedioso. Pienso que tal vez este sea el sentido que Ortega y Gasset (1927) quiere expresar cuando dice: “Siempre es más fecunda una ilusión que un deber. (Tal vez el papel de la obligación y del deber es subsidiario; hacen falta para llenar los huecos de la ilusión y el entusiasmo.)” (Pág. 28)


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BIBLIOGRAFÍA
Chiozza Luis (1970g [1963-1968]), Ubicación de lo hepático en un esquema teórico estructural. En Psicoanálisis de los Trastornos hepáticos, Luis Chiozza, Alianza Editorial, Bs. As., 1998. Páginas 165-196

Chiozza Luis (1981c) Entre la nostalgia y el anhelo. Un ensayo acerca de la vinculación entre la noción de tiempo y la melancolía. En Presencia, Transferencia e Historia, Bs. As., 2000, Pág. 101-110

Chiozza Luis (1983c[1982]) Convivencia y trascendencia en el tratamiento psicoanalítico. En Hacia una teoría del Arte psicoanalítico, Luis Chiozza, Alianza Editorial, Bs.As., 1998, Pág. 245-260

Chiozza Luis (1995g[1983]) Reflexiones sin consenso, en Luis Chiozza CD Obras Completas de Luis Chiozza Edición en CD Rom, incontext, informática documental, Bs. As., 1995/1996

Chiozza Luis (2001f[1986]) Un lunar inocente, en Una concepción psicoanalítica del cáncer, Luis Chiozza, Alianza Editorial, Bs.As., pág 31-42

Chiozza Luis (2005) Recuerdos y proyectos, en Las cosas de la vida, composiciones sobre los que nos importa, Libros del Zorzal, Bs.As. 2005. Página 217.

Chiozza, L.; Barbero, L.; Casali, L.;Salzman, R. (1993f [1992]) Una introducción al estudio de la clave de inervación de los afectos. En Cuerpo, afecto y Lenguaje.(segunda edición) Luis Chiozza, Alianza editorial, Bs.As., 1998, Pág. 235-291

Chiozza, L.; Bladino, O.; Funosas, M.;Obstfeld, E. (1991d [1990]) Los significados de la respiración. En Los afectos ocultos en… Luis Chiozza, Alianza Editorial, Bs.As.,1997, Pág. 41-80

Chiozza, L.; Dayen, E.; Funosas, M. (1993g) Los significados inconcientes específicos de la esclerosis. En la transformación del afecto en enfermedad. Luis Chiozza, alianza Editorial, Bs. As., 1998, Pág. 133-155

Corominas Breve diccionario etimológico de la lengua castellana

M. Moliner Diccionario de uso del español, Gredos, Barcelona, 1990

Ortega y Gasset, (1927), Galápagos, el fin del mundo; en El espíritu de la Letra, Revista de Occidente, Alianza Editorial, Madrid, 1986, PÁG 27-34

Ortega y Gasset. (1916) Discurso en el Instituto Popular de Conferencias del diario “La Prensa”. En Impresiones de la Argentina, en Meditación del pueblo joven y otros ensayos, Editorial Revista de Occidente en Alianza Editorial, Madrid, 1986, Pag. 25-40

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